En Flying Tiger Copenhagen, no diseñamos para que los productos parezcan bonitos. Diseñamos para que la gente se sienta bien.

Tanto si diseñamos productos extraordinarios para la vida cotidiana como si hacemos que los productos cotidianos parezcan extraordinarios, queremos ofrecerle algo que pueda acercarle a otra persona.

Cosas que te hagan sonreír. Regalos que querrás regalar. Cosas que sientas el impulso de probar y desees desesperadamente compartir con los demás.

Porque el verdadero valor no reside en los productos que poseemos, sino en las experiencias que compartimos. Cada mes, Flying Tiger Copenhagen lanza una serie de nuevos productos. Cosas que necesitas. Cosas con las que sueñas. Cosas que no sabías que existían.

Productos hechos pensando en ti y en los recursos que compartimos. Cada uno diseñado para hacer realidad las cosas que te importan.

Una vida más rica no cuesta una fortuna.

Al menos no en Flying Tiger Copenhagen.

Flying Tiger Copenhagen tiene sus orígenes en un puesto de un mercadillo de Dinamarca, donde su fundador, Lennart Lajboschitz, vendía paraguas con su esposa Suz. En 1988, Lennart y Suz abrieron su primera tienda física en un barrio de Copenhague.

Se llamaba Zebra y vendía paraguas, gafas de sol, calcetines y excedentes. La primera tienda llamada Tiger abrió en Copenhague en 1995, y todo en ella costaba 10 coronas danesas. La palabra danesa para una moneda de diez coronas se pronuncia tee'-yuh, que suena igual que la palabra danesa para tigre.

Ahora, más de 30 años después de la apertura de nuestra primera tienda, somos un concepto minorista de variedades con más de 1000 tiendas en todo el mundo. En 2022, alcanzamos unos ingresos de 4.752 millones de coronas danesas y contamos con más de 7.000 fantásticos empleados. A estas cifras y logros se suma el recién estrenado negocio de las franquicias.